Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2023

La espera - Jorge Luis Borges

Imagen
     El coche lo dejó en el cuatro mil cuatro de esa calle del Noroeste. No habían dado las nueve de la mañana; el hombre notó con aprobación los manchados plátanos, el cuadrado de tierra al pie de cada uno, las decentes casas de balconcito, la farmacia contigua, los desvaídos rombos de la pinturería y ferretería. Un largo y ciego paredón de hospital cerraba la acera de enfrente; el sol reverberaba, más lejos, en unos invernáculos. E1 hombre pensó que esas cosas (ahora arbitrarias y casuales y en cualquier orden, como las que se ven en los sueños) serían con el tiempo, si Dios quisiera, invariables, necesarias y familiares. En la vidriera de la farmacia se leía en letras de loza: Breslauer, los judíos estaban desplazando a los italianos, que habían desplazado a los criollos. Mejor así; el hombre prefería no alternar con gente de su sangre.      El cochero le ayudó a bajar el baúl; una mujer de aire distraído o cansado abrió por fin la puerta. Desde el pescante el cochero le devolvió un

Erik Grieg - Martín Kohan

Imagen
Puerto de Buenos Aires - 1920/9 - histamar Todo el mundo sabe que una puta no besa: que para sostener la ficción de su entrega es necesario omitir, por lo menos, dos o tres circunstancias: la exigencia del pago previamente acordado, cierto aire de ausencia, que se nota pese a cualquier esmero, y la renuencia a besar. Por eso, cuando esa mujer, a la que había elegido en un bar cercano al puerto por percibir en ella algo indefinido pero especial, acercó los labios entreabiertos a los suyos, abiertos también, pero en el goce, para besarlos o, en realidad, para hacerse besar, se sintió Erik Grieg primero confuso, más aturdido aún de lo que ya estaba por culpa del alcohol; pero luego, de inmediato, se sintió también extrañamente feliz. En medio de esa euforia soltó unas pocas palabras entrecortadas, en una lengua que de todas formas la mujer no podía comprender, se tensó en un instante en el que pareció de piedra, y por fin se recostó, ya distendido, junto a la puta que lo había besado. No