La felicidad - María Teresa Andruetto
La felicidad se llama aquella película de Agnés Varda de la que todo el mundo hablaba y que ella vio una tarde de septiembre del setenta y tres. Todavía recuerda con nitidez uno de los cuadros, esa mujer rubia como un ángel de estampita, sentada contra un árbol, con la cabeza del joven marido en la falda. La mujer rubia y el marido habían salido de picnic en aquella película, el sencillo paseo de dos que se aman, como la salida que ella misma está preparando ahora con su marido para este día en las sierras, treinta años más tarde. El peceto que acomodó en la conservadora hirvió anoche con un puñado de aromáticas de su pequeña huerta, mientras miraban un documental. Le costó quedarse sentada en el sofá, se levantó varias veces a ver cómo hervía el peceto y largaba ese olor intenso a laurel, después a hacer una llamada a su hijo que acababa de llegar a San Pablo y más tarde a chequear los mensajes que tal vez hubieran quedado en el constestador. Ya no tenía paciencia para ver entera